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martes, 2 de junio de 2009

El cordobazo

Y este 29 de Mayo se cumplieron 40 años del Cordobazo. Cuando en la ciudad de Cordoba el pueblo, en su mayoria estudiantes y trabajadores, salio a la calle a protestar contra la dictadura del gobierno de Ongania. Una especie de Mayo Frances a la argentina.




29 de mayo de 1969 - El Cordobazo
Autor: adaptación del libro Lo pasado pensado, de Felipe Pigna, Buenos Aires, Editorial Planeta, 2005.
En mayo de 1969, durante el gobierno de Onganía, comenzó a evidenciarse una crisis con estallidos en distintos puntos del país, como Corrientes y Rosario. En Córdoba, donde existía una estrecha relación entre estudiantes y obreros, al descontento general se sumó la decisión del gobierno provincial de suprimir el “sábado inglés”, es decir, la media jornada laboral. En consecuencia, el SMATA (de los obreros de la industria automotriz) y el sindicato de Luz y Fuerza convocaron a un paro activo con movilización para el 29 de mayo. Los estudiantes adhirieron a la medida de fuerza y pronto la ciudad fue controlada por los manifestantes, quienes lograron su ocupación durante unas veinte horas. Se produjeron incendios y ataques a las principales empresas multinacionales. La represión consiguiente fue brutal y dejó como resultado veinte manifestantes muertos y cientos de detenidos, entre ellos Agustín Tosco, Atilio López y Elpidio González.
Entrevista a Agustín Tosco, una entrevista que no nos dejaron hacer
Hubiéramos querido reportear a Agustín Tosco. No nos dejaron. Los parapoliciales y paramilitares y los policías y militares del gobierno de Isabel Perón y López Rega que lo perseguían a sol y a sombra y lo obligaban a transitar en la clandestinidad no lo dejaron tratarse adecuadamente una enfermedad injustamente terminal, que se lo llevó el 5 de noviembre de 1975. Elegí aquí el estilo de reportaje histórico que hago todos los meses en Caras y Caretas, y como en ellos, las respuestas de Agustín Tosco son textuales y fueron tomadas de escritos por el notable sindicalista cordobés.
Agustín Tosco fue un dirigente obrero revolucionario. Férreo opositor a la burocracia sindical. Secretario general del sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba. Junto a Elpidio Torres, dirigente de SMATA, y Atilio López, de la UTA, encabezó la rebelión popular que pasaría a la historia como el Cordobazo. Tras la represión fue detenido y trasladado el penal de Rawson. Colaboró con la fuga de sus compañeros el 15 de agosto de 1972 (que terminaría en la masacre del día 22) pero se negó a salir porque planteaba que su lugar de lucha estaba allí. En 1973 se opuso al Pacto Social por considerarlo una trampa para la clase obrera. Tras la sublevación encabezada por el comisario Navarro en Córdoba, que puso fin al gobierno de Ricardo Obregón Cano y Atilio López, su gremio fue intervenido y comenzó una implacable persecución sobre él y sus compañeros. Murió el 5 de noviembre de 1975.
¿Qué querían los obreros y estudiantes, el pueblo de Córdoba?
Agustín Tosco: Exigía respeto a su soberana voluntad; exigía la normalización institucional, para que el gobierno fuera elegido por decisión de la mayoría de la población, sin persecuciones para con las ideas y doctrinas de ningún argentino. Exigía que se aumentaran los salarios en un 40%, que era lo que había crecido el costo de vida. Exigía la defensa del patrimonio nacional, absorbido cada vez más por los monopolios extranjeros. Exigía la creación de nuevas fuentes de trabajo, para eliminar la desocupación que trae miseria y desesperación en los hogares. Exigía la reincorporación de los cesantes y el levantamiento de las sanciones por haber hecho uso del derecho constitucional de huelga. Exigía una Universidad abierta a las posibilidades de los hijos de los trabajadores y consustanciada con los intereses del país.
¿Por qué cree usted que la rebelión estalló en Córdoba?
Agustín Tosco: Porque Córdoba no fue engañada por la denominada Revolución Argentina. Córdoba no vivió la “expectativa esperanzada” de otras ciudades. Córdoba jamás creyó en los planes de modernización y de transformación que prometió Onganía, ni Krieger Vasena. La toma de conciencia de Córdoba, de carácter progresivo pero elocuente, es bastante anterior al régimen de Onganía. Pero se expresa con mayor fuerza a partir de julio de 1966. La reivindicación de los derechos humanos, proceda de donde proceda, en particular de las encíclicas papales desde Juan XXIII, encuentran en nosotros una extraordinaria receptividad y así se divulgan especialmente en la juventud y en los sindicatos. Si hay receptividad es que hay comprensión, y la comprensión deriva en entusiasmo, en fe y en disposición al trabajo, al esfuerzo e incluso al sacrificio para consumar los ideales que ya tienen vigencia en el ámbito universal.
¿Cómo se gestó finalmente el Cordobazo?
Agustín Tosco: El día 26 de mayo, el movimiento obrero de Córdoba, por medio de los dos plenarios realizados, resuelve un paro general de actividades de 37 horas a partir de las 11 horas del 29 de mayo y con abandono de trabajo y concentraciones públicas de protesta. Los estudiantes adhieren en todo a las resoluciones de ambas CGT. Todo se prepara para el gran paro. La indignación es pública, notoria y elocuente en todos los estratos de la población. No hay espontaneidad. Ni improvisación. Ni grupos extraños a las resoluciones adoptadas. Los sindicatos organizan y los estudiantes también. Se fijan los lugares de concentración, cómo se realizarán las marchas. La gran concentración se llevará adelante frente al local de la CGT en la calle Vélez Sarsfield 137. Millares y millares de volantes reclamando la vigencia de los derechos conculcados inundan la ciudad en los días previos. Se suceden las asambleas de los sindicatos y de los estudiantes que apoyan el paro y la protesta.
¿Cómo fue el 29 de mayo de 1969?
Agustín Tosco: El día 29 de mayo amanece tenso. Algunos sindicatos comienzan a abandonar las fábricas antes de las 11 horas. A esa hora el gobierno dispone que el transporte abandone el casco céntrico. Los trabajadores de Luz y Fuerza de la Administración Central pretenden organizar un acto a la altura de Rioja y General Paz y son atacados con bombas de gases. Es una vez más la represión en marcha. La represión indiscriminada. La prohibición violenta del derecho de reunión, de expresión, de protesta. Mientras tanto, las columnas de los trabajadores de las fábricas de la industria automotriz van llegando a la ciudad. Son todas atacadas y se intenta dispersarlas.
¿Cuál fue la chispa final?
Agustín Tosco: El comercio cierra sus puertas y las calles se van llenando de gente. Corre la noticia de la muerte de un compañero, era Máximo Mena del Sindicato de Mecánicos. Se produce el estallido popular, la rebeldía contra tantas injusticias, contra los asesinatos, contra los atropellos. La policía retrocede. Nadie controla la situación. Es el pueblo. Son las bases sindicales y estudiantiles, que luchan enardecidas. Todos ayudan. El apoyo total de toda la población se da tanto en el centro como en los barrios.
Es la toma de conciencia de todos evidenciándose en las calles contra tantas prohibiciones que se plantearon. Nada de tutelas, ni de los usurpadores del poder, ni de los cómplices participacionistas.
¿Cuál fue el saldo del Cordobazo?Agustín Tosco: El saldo de la batalla de Córdoba –el Cordobazo– es trágico. Decenas de muertos, cientos de heridos. Pero la dignidad y el coraje de un pueblo florecen y marcan una página en la historia argentina y latinoamericana que no se borrará jamás. En las fogatas callejeras arde el entreguismo, con la luz, el calor y la fuerza del trabajo y de la juventud, de jóvenes y viejos, de hombres y mujeres. Ese fuego que es del espíritu, de los principios, de las grandes aspiraciones populares, ya no se apagará jamás. En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad soberana del pueblo, partimos esposados a bordo de un avión con las injustas condenas sobre nuestras espaldas. Años de prisión que se convierten en poco menos de siete meses, por la continuidad de esa acción que libró nuestro pueblo, especialmente Córdoba, y que nos rescata de las lejanas cárceles del sur, para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su compañero y su hermano.
Autor: Adaptación del libro Lo pasado pensado, de Felipe Pigna, Buenos Aires, Editorial Planeta, 2005.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar

Córdoba se había convertido en la capital industrial del interior. En ella estaban instaladas la mayoría de las fábricas de automotores del país, una industria moderna propiedad de poderosas sociedades extranjeras como Fíat y Renault. Esta última había adquirido las instalaciones de Industrias Kaiser Argentina, IKA, de origen estadounidense, radicada en Córdoba desde 1955 y dedicada a la producción de automóviles. Los obreros industriales que trabajaban en esas plantas recibían salarios más altos que el salario promedio industrial percibido en otras provincias. Como resultado de todos estos factores, en la ciudad de Córdoba se profundizó el proceso de urbanización.
En mayo de 1969, el Poder Ejecutivo Nacional dictó un decreto por el cual se derogaban los regímenes especiales sobre el descanso del sábado inglés en Mendoza, San Juan, Tucumán y Córdoba. Al mismo tiempo también anunció el congelamiento de los convenios colectivos y de los salarios.
En Córdoba, las regionales de SMATA - el Sindicato de los Mecánicos de Automotores y Transportes de la Argentina -, de Luz y Fuerza y la UTA - Unión de Tranviarios Automotor- convocaron a una asamblea general. Las conducciones de estos tres sindicatos, cuyos trabajadores recibían los salarios más altos del país, lideraron la protesta. La sesión de esa jornada terminó con un enfrentamiento con la policía y un llamado al paro general.
El 29 de mayo de 1969, obreros y estudiantes cordobeses y de otras provincias salieron unidos a las calles de Córdoba. Ante la magnitud de la movilización; Onganía ordenó que las Fuerzas Armadas se hicieran cargo de la represión. La protesta fue un hecho localizado en la ciudad de Córdoba y como resultado de los enfrentamientos hubo presos, decenas de heridos y 16 muertos, algunos ajenos a la manifestación.
La protesta se extendió a otras provincias. Rosario fue declarada zona de emergencia y colocada bajo jurisdicción militar. También se profundizaron los conflictos en la provincia de Tucumán. El cordobazo fue el inicio de un proceso de agudización de la protesta social y la lucha armada que, desde entonces y por varios años, se desarrolló en la sociedad argentina.
Los estudiantes en el mayo cordobés.
Un rasgo original del movimiento estudiantil de 1969 fue el ejercicio de la crítica a la organización, los contenidos y la práctica de la enseñanza. Es cierto que esta línea de acción estudiantil fue uno de los argumentos centrales de la Reforma de 1918, y el movimiento estudiantil reformista siempre manifestó una genuina preocupación por lo que se denominaba la cuestión de la calidad de la enseñanza. Lo distintivo de 1969 fue la radicación de los planteamientos y el inicio de lo que podríamos llamar acción directa en muchas cátedras, escuelas y facultades, contra los profesores que eran considerados los representantes más evidentes del statu o la política de la dictadura en lo académico: mala calidad de sus conocimientos, desactualización, falta de pluralismo en los discursos, autoritarismo en la relación docente - alumno.
Lo novedoso respecto de la práctica anterior del movimiento reformista estuvo dado por la masividad de la participación y la generalización de los reclamos hasta constituirse en una demanda general que abarcó prácticamente a toda la universidad.
Además, los reclamos relacionados con la calidad de la enseñanza se convirtieron en el eje de una movilización activa e inmediata. (Tomado de Horacio Crespo y Dardo Alzogaray, Los estudiantes en el Mayo cordobés).
Los sectores sociales y políticos frente al Cordobazo.
Luego de los sucesos del Cordobazo, los distintos sectores sociales analizaron los hechos con la intención de encontrar su significado.
Los empresarios de la Confederación General Económica y el sindicalismo participacionista y vandorista explicaron el Cordobazo como el resultado de la aplicación de una política económica y social liberal que, por no contemplar los costos sociales, generaba tensiones que se habían acumulado y que finalmente explotaron en aquel episodio. Frente a esta situación, proponían la conformación de una alianza social entre algunos sectores de las Fuerzas Armadas, los empresarios nacionales y los trabajadores. Reconocían la importancia de las inversiones de capital extranjero pero sostenían la necesidad de un mayor control sobre ellas.
Tanto la CGE como la CGT propusieron la sustitución de Krieger Vasena. Ambas entidades entendían que las movilizaciones populares que se habían extendido en todo el país después del Cordobazo, podían servir como elemento para presionar al gobierno y lograr cambios en la orientación de las políticas que favorecieran sus intereses.
Los principales medios periodísticos y amplios sectores de la gran burguesía industrial tenían una lectura diferente de la situación. Desde el punto de vista de estos sectores, los acontecimientos ocurridos en el interior fueron el resultado de la falta de autoridad del gobierno frente a lo que entendían era el avance del comunismo internacional. Criticaron que el gobierno no hubiera desmantelado la capacidad de organización de los sindicatos y que no hubiera ordenado reprimir con mayor dureza los desbordes sociales.
Desde el punto de vista de las organizaciones de la izquierda peronista y los partidos y agrupaciones de izquierda no peronista, el Cordobazo significaba el comienzo de la revolución social que conducía al país hacia el socialismo.
Por su parte, los partidos políticos tradicionales, el peronismo y el radicalismo pensaban que la violencia social tenía que tener como objetivo la recuperación de la democracia. Sostenían que la vida política del país debía reencauzarse en las instituciones del sistema republicano.
Para los sectores liberales más tradicionales, el Cordobazo representaba la pérdida del orden y la confirmación de la imposibilidad de consolidar un modelo económico de crecimiento y de estabilidad sobre la base de los valores nacionales.
Las consecuencias políticas del Cordobazo.
El Cordobazo provocó varias renuncias en el gobierno. Fueron reemplazados el general Imaz, ministro de Interior y hombre de confianza de Onganía, y el ministro de Economía, Adalbert Krieger Vasena.
Krieger Vasena fue reemplazado por Dagnino Pastore, un técnico alejado de las expectativas de la CGE y la CGT pero que tampoco contaba con la confianza de la gran burguesía industrial. Rápidamente disminuyeron las inversiones y se aceleró la inflación.
Los sectores militares liberales comenzaron a planear el desplazamiento de Onganía del gobierno. Para la gran burguesía industrial y la mayoría de las Fuerzas Armadas, los tiempos de Onganía al frente del gobierno habían llegado a su fin.
Hacia 1970, estos sectores no tenían muy claro qué tipo de sistema iba a reemplazar al instaurado por Onganía. No estaban de acuerdo con la política negociadora de Onganía con los sindicatos, pero consideraban necesario encontrar una salida política que contuviera la presión social y obtuviera cierto consenso entre algunos sectores de la sociedad.
También para los sectores más conservadores, el Cordobazo había puesto en evidencia las limitaciones del Estado burocrático autoritario implantado en 1966.
La caída de Onganía.
Después del Cordobazo, el clima de violencia social se agravó. El 30 de junio de 1969, el gobierno declaró el estado de sitio en todo el país. Esta medida, que significaba la suspensión de las garantías constitucionales de los ciudadanos fue justificada para "dotar al gobierno del instrumento legal adecuado para asegurar la paz y el orden en todo el territorio de la república".
Sin embargo, entre junio de 1969 y mayo de 1970 se produjo una serie de acontecimientos violentos y movilizaciones sociales que tuvieron profunda repercusión en toda la sociedad y que terminaron de debilitar la posición de Onganía.
Sin duda, el hecho decisivo que precipitó la caída de Onganía fue el secuestro del general retirado y ex presidente Pedro Eugenio Aramburu por los Montoneros en el mes de mayo de 1970. Aramburu fue asesinado el 1 de junio y su cadáver fue encontrado unos días después.
El 8 de junio, la Junta de Comandantes dio a conocer un comunicado en el que anunciaba que "las Fuerzas Armadas no estaban dispuestas a otorgar un cheque en blanco al Poder Ejecutivo Nacional". Finalmente, esa noche, Onganía presentó su renuncia.





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